Michael Jordan es para muchos el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos. Una leyenda viva que combinó forma única gracia, velocidad, poder, arte, capacidad de improvisación y un deseo competitivo que nunca se apagará. Hoy en día es conocido como “His royal Airness” (Su majestad del aire), pero su vida dentro del baloncesto no fue siempre tan agradable.
Nació el 17 de febrero de 1963 en Brooklyn, Nueva York (Estados Unidos),Hijo de James y Deloris Jordan, desarrolló su infancia en Wilmington, Carolina del Norte.
Antes de ser la súper estrella del baloncesto, tener tanto éxito como deportista y unirse a la NBA Jordan era una persona común; tan común, que en el colegio fue rechazado como prospecto para el equipo de baloncesto de la escuela debido a su “falta de habilidad” (qué ironía), después de ser rechazado de uno de sus mayores sueños, se encerró en su habitación en donde derramó lágrimas todo el día, pero ese rechazo no lo detuvó, ni un poco siquiera, se dice que esa misma tarde Michael Jordan se juró nunca rendirse, y esa promesa fue lo que lo convirtió en el mejor jugador de baloncesto del mundo.
Su dolor fue la motivación que le impulsó hacia delante, lo que le hacía desearlo aún más. Lo deseaba con todas sus ganas, con todas sus fuerzas y con todo su corazón. Se exigió, se machacó y se entrenó duramente para conseguirlo.
Leroy Smith, el chico que ocupó su puesto, inició un proceso dentro de Jordan que le haría imparable. Porque cuando él entró al equipo y Michael Jordan no, éste quería demostrar no sólo a Leroy Smith, sino a sí mismo y también al entrenador que no le escogió, que había cometido un error.
Apartado al equipo juvenil, Jordan se levantaba a las 6 para lanzar tiros libres. Practicaba mañana y noche. Jugaba con un aura poseída, con un fuego incontenible. Marcaba 40 puntos en algunos partidos. Hasta el equipo titular empezó a llegar temprano para verle jugar.
Jordan no permitía que el recuerdo del rechazo se desvaneciera. Se prometió que no volvería a ser excluido. “Cuando estaba entrenando y me cansaba y pensaba en parar, cerraba los ojos y veía esa lista en el gimnasio sin mi nombre en ella, y eso me hacía volver de nuevo al trabajo.” — Michael Jordan.
Nunca olvide que la práctica hace al maestro, hay algunas personas que nacen con talento, otras personas nos tenemos que preparar para convertirnos en el mejor del mundo. Tampoco olvide que el éxito, únicamente viene después del fracaso, y Jordan lo dic así:
“He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. En 26 ocasiones se me ha confiado para tomar el tiro que ganaba del juego, y fallé. He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Y es por eso que tengo éxito.“
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